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| "Volvió a observar la vista por la ventana y recordó, la sonrisa se desvaneció de su rostro, y el vacío tuvo sentido: todo eso nunca sucedió." |
Un ruido la
despertó…abrió los ojos y por un par de segundos no recordó donde estaba. Una
sonrisa fue naciendo en su rosto, volcó la cabeza y vio la ventana, sonrío con
más seguridad. Se sentó en la cama y cual si fuese un mandato se dirigió a la
venta, contempló la vista, un recuerdo rondaba su mente, sintió de pronto un
vacío, ya había sentido antes ese vacío, tanto que se le hizo familiar…pero
cuál?
Volvió a la
noche anterior y sintió con más ganas la necesidad de seguir sonriendo. Todo
iba muy bien, hacía más de un año que las cosas habían mejorado. La noche
anterior había sido una de las noches con las que tanto soñó: una noche donde
ella fuese la estrella, donde todos vitorearan su nombre, donde todos los
aplausos fuesen sólo para ella. Era algo de lo cual estaba convencida que se lo
merecía y ahora lo tenía.
Deseaba muy
en el fondo de su ser que lo de la noche anterior sólo fuese el comienzo, pues
con cada actuación, con cada presentación se daba cuenta que su necesidad de recibir
los aplausos y los vítores de sus fans era algo que no la saciaba, estaba
convencida que la sensación que le producía estar en un escenario era similar
al éxtasis producida por la droga más adictiva que alguien pudiese conocer.
Pero era una adicción que necesitaba, esa adicción era su vida. Pero no era ese
el recuerdo que daba vueltas su mente, después de todo, lo que estaba viviendo
no era algo en el pasado, era en el presente.
Volvió a
observar la vista por la ventana y recordó, la sonrisa se desvaneció de su
rostro, y el vacío tuvo sentido: le faltaba él.
Y sin
siquiera intentar evitarlo buscó entrelazar más recuerdos de él y una mezcla de
pena y vergüenza la invadió al volver a traer a su mente su recuerdo, y una
sonrisa bizarra intento dibujarse en su rostro.
Recordó el
primer viaje en el que se separaron. A ella en realidad no le importaba más que
estar con su familia, y si bien la despedida en la Terminal había sido una muy
buena actuación por parte de los dos, el sin sabor de saber ambos que el otro se
daba cuenta de la farsa duró todo el viaje.
Pero
después de un par de días lejos de él, se dio cuenta que le hacía falta y no
entendía el porqué. Eran tan diferentes. Él sereno, metódico, formal, lo que
ella llamaba alguien predecible. Ella todo lo opuesto, lo cual la llevaba a
pensar que esa relación no duraría mucho. Pero estando ella en su ambiente de
apoco, muy a pesar de negárselo a ella misma, sentía que él le hacía falta,
sentía que tenía un vacío.
Hubo un par
de viajes más, pero ya no fueron lo mismo. No soportaba la idea de viajar sin él.
Más nunca estuvo dispuesta a reconocerlo y mucho menos a decírselo. Lo que
nunca supo es que él siempre estuvo al tanto de eso, no era necesario que se lo
dijese, bastaba con que él la viese a los ojos al despedirse en la Terminal
para ver el reproche convertido en suplica hacia él por no pedirle que se quede.
Las
estadías de pronto para ella dejaron de convertirse en el sólo “recordar su
vida” para pasar a ser el “imaginar su vida” con él a su lado. Cada calle, cada
lugar al que iba, imaginaba tenerlo a su lado, mostrarle la ciudad en la que
había crecido, contarle detalles o anécdotas. Esos lugares que habían sido
siempre sólo suyos, de pronto no tenían sentido si no podía compartirlos con
él; y ambos lo sabían, era un secreto que ambos compartían y el cual nunca se
confesaron.
Recordaba el
caminar las calles con él de la mano, el tomar un café en la Zona Sud; el
pasear por el Mall center; el hacer alguna payasada en la calle para
avergonzarlo. Y es que eso era lo que más disfrutaba de estar con él, el
sacarlo de su seriedad, pero había algo que le gustaba más aún, y era el
tenerlo al momento de dormir en la cama. Fue otro secreto que nunca le confeso,
y es que ella sentía que su cama, en un frío como el de esa ciudad, ya no
podría calentarla sin él que la acompañase cada noche.
Volvió a
observar la vista por la ventana y recordó, la sonrisa se desvaneció de su
rostro, y el vacío tuvo sentido: todo eso nunca sucedió.
De pronto…un
ruido la despertó…abrió los ojos y por un par de segundos no recordó donde
estaba. Se sentó en la cama y cual si fuese un mandato se dirigió a la venta,
contempló la vista, un recuerdo rondaba su mente, sintió de pronto un vacío, ya
había sentido antes ese vacío, tanto que se le hizo familiar…hace dos minutos…en
un sueño…un recuerdo que nunca pasó.
